viernes, 25 de noviembre de 2016
Black Friday: miles de argentinos invaden los centros de compra de Chile en busca de tecnología y ropa barata
26-11-2016 La posibilidad de adquirir productos que cuestan apenas un tercio que en el mercado interno generó que más de 30.000 personas estén cruzando la frontera este fin de semana. Así, se vuelve a poner de manifiesto el problema del atraso cambiario. Comparativo de precios
Por Juan Diego Wasilevsky
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asta hace poco, era común ver cómo durante los fines de semana largo las cámaras de los noticieros se posicionaban al costado de las rutas que van a la Costa Atlántica para reflejar el "éxodo" de turistas.
Pero este año se profundizó la tendencia por la cual cada vez más argentinos prefieren armar las valijas, preparar el documento y cruzar la cordillera.
Según Migraciones, con motivo de este feriado, más de 30.000 argentinos estarán viajando al país trasandino.
Incluso, se habla de que la cifra podría crecer aun más y acercarse a los 40.000.
Por cierto, no se trata de un hecho aislado. Según datos oficiales recabados hasta el primer semestre del año, el flujo de visitantes que cruzó la cordillera se disparó más del 50% respecto de igual lapso de 2015.
Puesto en cifras, esto representó más de 1,5 millones de personas durante ese período.
Paralelamente, este flujo también quedó plasmado en lo que ha ido recaudando la AFIP por cada uno de los argentinos que atravesó el control aduanero y excedió la franquicia de u$s150.
Mientras que en 2015, lo recaudado no se acercaba a los $40 millones, este año se están superando cómodamente los $60 millones.
Luego del último feriado de octubre, en el que también se había registrado un aluvión de turistas hacia la nación vecina, este fin de semana largo tiene un condimento que lo hace particular: las jornadas de grandes descuentos en los comercios chilenos, con rebajas que llegan al 70%.
Paradójicamente, el Black Friday también se está realizando por estos días en la Argentina (arrancó el viernes y muchos comercios lo extenderán hasta el lunes).
Sin embargo, esta movida comercial que no está teniendo mucho impacto en el mercado doméstico, sí motivó a miles de argentinos a visitar el país vecino.
Sucede que los precios vigentes en la Argentina, para lo que es tecnología e indumentaria, resultan mucho más elevados que en Chile.
Esto último hasta fue reconocido por el propio Gobierno de Mauricio Macri.
Como una forma de apoyar la inminente eliminación de los aranceles a la importación de productos informáticos, el Ministerio de Producción comandado por Francisco Cabrera puso de manifiesto que un equipo en un comercio de Santiago hoy vale la mitad que en un local porteño.
Claro que el Black Friday en versión chilena vuelve la ecuación mucho más atractiva: en tiendas como Falabella o Ripley están promocionando durante todo el fin de semana desde notebooks hasta televisores LED con descuentos que van del 30% al 50%.
En el caso de la cadena Ripley, este fin de semana es posible conseguir un televisor Samsung de 32 pulgadas modelo J4300 al equivalente de u$s250 (170.000 pesos chilenos), tal como se observa en la siguiente imagen:
Como contrapartida, este mismo equipo, se está comercializando en Frávega a $7.300. Esto implica casi un 90% más que en el país trasandino, pese al descuento del 23%.
En el caso de productos de la línea Apple, Falabella Chile promociona la nueva Macbook Air Intel Core i5 con 8GB de memoria RAM y disco de 128GB a un precio equivalente de u$s1.030. En moneda local, esto representa unos $16.000.
¿Cuánto cotiza una Macbook de similares características en un comercio autorizado por Apple en la Argentina? A $30.000.
Para ponerlo en perspectiva, la diferencia nada despreciable, del orden de los $14.000, equivale a cuatro pasajes ida y vuelta a Santiago de Chile o a diez noches en un hotel cuatro estrellas en la capital trasandina.
El director nacional de Defensa del Consumidor del Ministerio de la Producción, Fernando Blanco Muiño, es otro de los funcionarios macristas que reconoció los enormes desfasajes de precios.
“Hoy nuestro país es el más caro de la región para comprar una computadora. El sobrecosto lo pagan las Pymes y los consumidores”, disparó, como una forma de argumentar a favor del plan “computadoras baratas” que impulsa el Gobierno y que comenzará a regir en marzo del año próximo, a partir de la eliminación de los aranceles del 35% para la importación de estos equipos.
Pero las enormes brechas no se dan sólo en el sector tenológico.
En el caso de la indumentaria, también hay diferencias notables.
Quien viaje este fin de semana a Chile podrá encontrar en Falabella un jean marca Americanino corte “skinny fit” a u$s22, es decir, unos $340.
Esta misma tienda pero en Unicenter ofrece un pantalón de la misma marca y corte a $990, es decir, casi el triple.
Un aluvión impulsado por el atraso cambiario
El auge de turistas cruzando la frontera y convirtiendo a Chile en la “nueva Miami” es un claro síntoma del atraso cambiario, producto de un dólar que se mantuvo relativamente estable y que corrió por debajo de la inflación.
Esto, en un contexto en el que el peso chileno se ha debilitado tras el sacudón en los mercados provocado por el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los EE.UU.
Así las cosas, la avidez de argentinos por viajar y adquirir productos en Chile es otro ejemplo más que sirve para mostrar cómo se deterioró la competitividad cambiaria de la Argentina frente a la de otros socios comerciales, sumado a una alta presión impositiva e inflacionaria y elevados costos de logística.
Según cálculos de la consultora Economía & Regiones, antes de la liberación del cepo, el tipo de cambio real –restada la variación de precios- era de $0,98 por cada dólar. Es decir, un nivel similar al del fin de la convertibilidad, allá por 2001.
Tras el sinceramiento que propuso Prat Gay, la relación saltó a $1,32.
Sin embargo, dado que la inflación ha sido mayor que la depreciación nominal, el tipo de cambio en términos reales ya está en $1,15, es decir, muy cerca del punto de partida.
Esto explica, en parte, por qué los productos que se venden en el país se han ido volviendo cada vez más caros, medidos en dólares.
El problema es que, bajo la perspectiva del tipo de cambio, los analistas le atribuyen pocas chances a la posibilidad de que mejore la posición de la Argentina en el concierto regional.
Para el economista Gabriel Caamaño Gómez, del Estudio Ledesma, “la tendencia es que se profundice el atraso cambiario".
"Para que esto no suceda, se necesitaría tener de ahora en más y todos los meses una inflación del 0,5%. Pero mientras el ajuste fiscal sea más lento de lo previsto, la política monetaria seguirá funcionando como ancla”, añade.
Además, la reciente baja de tasas por parte del Banco Central puso de manifiesto un relajamiento en la estrategia de controlar la inflación.
Según un análisis de la consultora Economía & Regiones –que fuera liderada por el ahora ministro Rogelio Frigerio-, este movimiento responde a “la ansiedad del sector `político` del Gobierno que, sin resultados en materia de actividad, presiona al BCRA para que deje de ocuparse solamente de la inflación y se empiece a preocupar por el nivel de actividad, bajando la tasa de interés para estimular el consumo y la demanda agregada”.
"Según nuestra visión, el dólar se seguirá abaratando en 2017. En otras palabras, la inflación le seguirá ganando a la depreciación nominal durante el próximo año", es el cuadro que trazan desde la consultora.
El impacto del “costo argentino”
Pero las variables tipo de cambio e inflación no son las únicas causas que explican el cuadro actual.
En el caso de la industria manufacturera, los analistas hacen hincapié en cuestiones estructurales, comenzando por el elevado costo laboral interno, en un contexto en el que desde hace una década se viene trabajando muy poco en materia de productividad.
En este sentido, Alberto Schuster, director de la Unidad de Competitividad de Abeceb, asegura que “tenemos uno de los peores registros a nivel global, por detrás de países como Turquía, México, Polonia o República Checa”.
Desde la consultora también hacen referencia a un cúmulo de variables, como “la presión tributaria, los sobrecostos de las cadenas de valor y las elevadas tarifas logísticas, que tienen una gran influencia en la conformación del precio”.
Para los analistas de Economía & Regiones, la carga impositiva es un punto decisivo en la conformación de los precios: "El sector privado argentino no es competitivo por culpa -en parte- de la presión tributaria, que ha llegado a niveles récord”, señalan.
Según la consultora, en base a datos del FMI, dicha presión alcanza casi el 37%, unos 13 puntos más elevada que en Chile.
Por último, pero no menos importante, también incide el factor arancelario, dado que el país trasandino mantiene tratados de libre comercio con naciones como China, un gran productor de bienes de consumo. Esto, en definitiva, es lo que permite abaratar importaciones.
Y es lo que, en parte, se propuso hacer el macrismo con el rubro de las notebooks, computadoras de escritorio y tablets, a través de la futura quita de aranceles, de modo de propiciar una reducción de precios de hasta el 50%.
Sin embargo, la decisión generó una fuerte queja desde el sector empresario, que advierte que están en riesgo 10.000 puestos de trabajo.
Como se ve, el auge de argentinos viajando a Chile revela mucho más que una simple avidez por comprar más barato. Pone al descubierto los problemas de competitividad de la economía argentina y las dificultades que está teniendo el Gobierno para revertirla.
Por Juan Diego Wasilevsky
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asta hace poco, era común ver cómo durante los fines de semana largo las cámaras de los noticieros se posicionaban al costado de las rutas que van a la Costa Atlántica para reflejar el "éxodo" de turistas.
Pero este año se profundizó la tendencia por la cual cada vez más argentinos prefieren armar las valijas, preparar el documento y cruzar la cordillera.
Según Migraciones, con motivo de este feriado, más de 30.000 argentinos estarán viajando al país trasandino.
Incluso, se habla de que la cifra podría crecer aun más y acercarse a los 40.000.
Por cierto, no se trata de un hecho aislado. Según datos oficiales recabados hasta el primer semestre del año, el flujo de visitantes que cruzó la cordillera se disparó más del 50% respecto de igual lapso de 2015.
Puesto en cifras, esto representó más de 1,5 millones de personas durante ese período.
Paralelamente, este flujo también quedó plasmado en lo que ha ido recaudando la AFIP por cada uno de los argentinos que atravesó el control aduanero y excedió la franquicia de u$s150.
Mientras que en 2015, lo recaudado no se acercaba a los $40 millones, este año se están superando cómodamente los $60 millones.
Luego del último feriado de octubre, en el que también se había registrado un aluvión de turistas hacia la nación vecina, este fin de semana largo tiene un condimento que lo hace particular: las jornadas de grandes descuentos en los comercios chilenos, con rebajas que llegan al 70%.
Paradójicamente, el Black Friday también se está realizando por estos días en la Argentina (arrancó el viernes y muchos comercios lo extenderán hasta el lunes).
Sin embargo, esta movida comercial que no está teniendo mucho impacto en el mercado doméstico, sí motivó a miles de argentinos a visitar el país vecino.
Sucede que los precios vigentes en la Argentina, para lo que es tecnología e indumentaria, resultan mucho más elevados que en Chile.
Esto último hasta fue reconocido por el propio Gobierno de Mauricio Macri.
Como una forma de apoyar la inminente eliminación de los aranceles a la importación de productos informáticos, el Ministerio de Producción comandado por Francisco Cabrera puso de manifiesto que un equipo en un comercio de Santiago hoy vale la mitad que en un local porteño.
Claro que el Black Friday en versión chilena vuelve la ecuación mucho más atractiva: en tiendas como Falabella o Ripley están promocionando durante todo el fin de semana desde notebooks hasta televisores LED con descuentos que van del 30% al 50%.
En el caso de la cadena Ripley, este fin de semana es posible conseguir un televisor Samsung de 32 pulgadas modelo J4300 al equivalente de u$s250 (170.000 pesos chilenos), tal como se observa en la siguiente imagen:
Como contrapartida, este mismo equipo, se está comercializando en Frávega a $7.300. Esto implica casi un 90% más que en el país trasandino, pese al descuento del 23%.
En el caso de productos de la línea Apple, Falabella Chile promociona la nueva Macbook Air Intel Core i5 con 8GB de memoria RAM y disco de 128GB a un precio equivalente de u$s1.030. En moneda local, esto representa unos $16.000.
¿Cuánto cotiza una Macbook de similares características en un comercio autorizado por Apple en la Argentina? A $30.000.
Para ponerlo en perspectiva, la diferencia nada despreciable, del orden de los $14.000, equivale a cuatro pasajes ida y vuelta a Santiago de Chile o a diez noches en un hotel cuatro estrellas en la capital trasandina.
El director nacional de Defensa del Consumidor del Ministerio de la Producción, Fernando Blanco Muiño, es otro de los funcionarios macristas que reconoció los enormes desfasajes de precios.
“Hoy nuestro país es el más caro de la región para comprar una computadora. El sobrecosto lo pagan las Pymes y los consumidores”, disparó, como una forma de argumentar a favor del plan “computadoras baratas” que impulsa el Gobierno y que comenzará a regir en marzo del año próximo, a partir de la eliminación de los aranceles del 35% para la importación de estos equipos.
Pero las enormes brechas no se dan sólo en el sector tenológico.
En el caso de la indumentaria, también hay diferencias notables.
Quien viaje este fin de semana a Chile podrá encontrar en Falabella un jean marca Americanino corte “skinny fit” a u$s22, es decir, unos $340.
Esta misma tienda pero en Unicenter ofrece un pantalón de la misma marca y corte a $990, es decir, casi el triple.
Un aluvión impulsado por el atraso cambiario
El auge de turistas cruzando la frontera y convirtiendo a Chile en la “nueva Miami” es un claro síntoma del atraso cambiario, producto de un dólar que se mantuvo relativamente estable y que corrió por debajo de la inflación.
Esto, en un contexto en el que el peso chileno se ha debilitado tras el sacudón en los mercados provocado por el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los EE.UU.
Así las cosas, la avidez de argentinos por viajar y adquirir productos en Chile es otro ejemplo más que sirve para mostrar cómo se deterioró la competitividad cambiaria de la Argentina frente a la de otros socios comerciales, sumado a una alta presión impositiva e inflacionaria y elevados costos de logística.
Según cálculos de la consultora Economía & Regiones, antes de la liberación del cepo, el tipo de cambio real –restada la variación de precios- era de $0,98 por cada dólar. Es decir, un nivel similar al del fin de la convertibilidad, allá por 2001.
Tras el sinceramiento que propuso Prat Gay, la relación saltó a $1,32.
Sin embargo, dado que la inflación ha sido mayor que la depreciación nominal, el tipo de cambio en términos reales ya está en $1,15, es decir, muy cerca del punto de partida.
Esto explica, en parte, por qué los productos que se venden en el país se han ido volviendo cada vez más caros, medidos en dólares.
El problema es que, bajo la perspectiva del tipo de cambio, los analistas le atribuyen pocas chances a la posibilidad de que mejore la posición de la Argentina en el concierto regional.
Para el economista Gabriel Caamaño Gómez, del Estudio Ledesma, “la tendencia es que se profundice el atraso cambiario".
"Para que esto no suceda, se necesitaría tener de ahora en más y todos los meses una inflación del 0,5%. Pero mientras el ajuste fiscal sea más lento de lo previsto, la política monetaria seguirá funcionando como ancla”, añade.
Además, la reciente baja de tasas por parte del Banco Central puso de manifiesto un relajamiento en la estrategia de controlar la inflación.
Según un análisis de la consultora Economía & Regiones –que fuera liderada por el ahora ministro Rogelio Frigerio-, este movimiento responde a “la ansiedad del sector `político` del Gobierno que, sin resultados en materia de actividad, presiona al BCRA para que deje de ocuparse solamente de la inflación y se empiece a preocupar por el nivel de actividad, bajando la tasa de interés para estimular el consumo y la demanda agregada”.
"Según nuestra visión, el dólar se seguirá abaratando en 2017. En otras palabras, la inflación le seguirá ganando a la depreciación nominal durante el próximo año", es el cuadro que trazan desde la consultora.
El impacto del “costo argentino”
Pero las variables tipo de cambio e inflación no son las únicas causas que explican el cuadro actual.
En el caso de la industria manufacturera, los analistas hacen hincapié en cuestiones estructurales, comenzando por el elevado costo laboral interno, en un contexto en el que desde hace una década se viene trabajando muy poco en materia de productividad.
En este sentido, Alberto Schuster, director de la Unidad de Competitividad de Abeceb, asegura que “tenemos uno de los peores registros a nivel global, por detrás de países como Turquía, México, Polonia o República Checa”.
Desde la consultora también hacen referencia a un cúmulo de variables, como “la presión tributaria, los sobrecostos de las cadenas de valor y las elevadas tarifas logísticas, que tienen una gran influencia en la conformación del precio”.
Para los analistas de Economía & Regiones, la carga impositiva es un punto decisivo en la conformación de los precios: "El sector privado argentino no es competitivo por culpa -en parte- de la presión tributaria, que ha llegado a niveles récord”, señalan.
Según la consultora, en base a datos del FMI, dicha presión alcanza casi el 37%, unos 13 puntos más elevada que en Chile.
Por último, pero no menos importante, también incide el factor arancelario, dado que el país trasandino mantiene tratados de libre comercio con naciones como China, un gran productor de bienes de consumo. Esto, en definitiva, es lo que permite abaratar importaciones.
Y es lo que, en parte, se propuso hacer el macrismo con el rubro de las notebooks, computadoras de escritorio y tablets, a través de la futura quita de aranceles, de modo de propiciar una reducción de precios de hasta el 50%.
Sin embargo, la decisión generó una fuerte queja desde el sector empresario, que advierte que están en riesgo 10.000 puestos de trabajo.
Como se ve, el auge de argentinos viajando a Chile revela mucho más que una simple avidez por comprar más barato. Pone al descubierto los problemas de competitividad de la economía argentina y las dificultades que está teniendo el Gobierno para revertirla.
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